domingo, 8 de mayo de 2011

Feria del Libro de Granada 2011

Ayer sábado fue otro día importante para mí. Tuve la alegría de estar presente en la XXX Feria del Libro de Granada, dedicada a la relación entre la novela y la historia, ¡y ahí estaba yo!

Justo cuando anunciaban mi nombre lleguamos mi mujer y yo a la caseta de firmas. Me presenté; y me indicaron la mesa donde sentarme, en el centro, a la vista de todos los curiosos. Había previsto llevar algo de atrezzo, concretamente, a mi hermano gemelo vestido como soldado nazari de los pies a la cabeza. Al final, pensé que sería excesivo (más aún con la espada en la cintura, andando entre la muchedumbre que deambula por la ciudad un sábado tarde, por la calle Recogidas). Me conformé con colocar un buen cartelón cartón pluma con la portada de mi novela, y mi casco, dotado de malla y turbante. Y una vez colocado, a esperar.

No esperé mucho.





Se ve que llamé la atención, inmediatamente dos fotografos del evento se dedicaron a hacerme fotos, me pidieron que posara para ellos, que me pusiera de perfil, cogiendo el libro y el casco, que mirara así y asá, que levantara la barbilla... y la gente de paso un poco alucinando. ¿Quién será ése?¡Ah. el de ese libro! Palabra, que por un momento me sentí como Ken Follet.



Y luego vinieron los lectores. Algunos ya los conocía, pues incluso he mantenido correspondencia con ellos; otros habían comprado el libro esa tarde para que el propio autor lo firmara. Con todos departí minutos increíbles, y todos decían lo mismo: que lo adquirían porque se lo habían recomendado con fervor. El famoso boca a boca.





Saludé a gente de los distribuidores, que me confirmaron que el libro seguía teniendo demanda, y que en Sudamérica, donde salió a las librerías hace ya mes y medio la situación era prometedora.



Fue una jornada muy satisfactoria, tanto como la que tuve en la Feria del Libro de Valencia.

Tengo además, otra excelente noticia. El próximo sábado 14 estaré en la Feria del Libro de Almería, a las 20:00 horas en la caseta de la LIBRERIA PICASSO, donde espero pasar otra jornada extraordinaria.

Y es que las letras no dejan de darme buenas noticias. Que siga así.